CHACO
CENTRO MANDELA
Centro de Estudios e Investigación Social NELSON MANDELA DD.HH.
http://www.centromandela.com.ar/documentos/CHAGAS1.docSegún datos del anuario en salud de 2001, solamente se detectaron 120 nuevos casos de mal de chagas durante ese año. Sin embargo, si se hubiesen tomado en cuenta los resultados de los controles efectuados sobre los donantes de sangre, el número de enfermos se habría elevado considerablemente, alcanzando una tasa de infestados del 15,7 %, tomándose en cuenta únicamente a los donantes adultos; si se hubieran incorporado a los niños, se habría llegado a la tasa del 24,9 % del total de la población de nuestra provincia. En consecuencia, 240 mil chaqueños podrían sufrir el mal de chagas al cabo de finalizar el año 2001. Este dato, aunque impreciso, es exageradamente escandaloso si lo confrontamos con el proceso de vaciamiento al que fuera sometido sistemáticamente el programa de lucha contra el mal de chagas durante los últimos años.
Vidas perdidas prematuramente
La expectativa de vida promedio en el Chaco es marcadamente menor a la del promedio nacional. Una de las principales causa de muerte son las enfermedades coronarias, algunas de las cuales se vinculan con el mal de chagas. A pesar de esta realidad, la inversión real que durante los últimos años se destinara a prevenir y combatir el mal de chagas ha sido muy baja, diríamos que exageradamente baja. Este proceso de desinversión se decidió políticamente aún cuando era y sigue siendo bajo el costo final para desinfectar los focos de anidamientos de las vinchucas. Por distintos factores evaluados por el gobierno, finalmente no se realizaron las tareas de tratamientos o rociados químicos en las casas y en los ranchos de los chaqueños; de esta manera, los sucesivos gobiernos se desentendían del chagas, dejando a la comunidad en poder de las vinchucas.
Sin partidas presupuestarias y con escasos recursos
Desde hace muchos años que el programa de lucha contra el chagas no cuenta con partida presupuestaria específica destinada a la prevención y el control de la enfermedad. Todo esto se conoce desde hace muchos años. En el mes de octubre de 2004 se presentó un proyecto de ley en la cámara de diputados de nuestra provincia para dotar –en ese entonces- de 75 mil pesos para el programa de lucha contra el chagas, más la entrega de tres automotores para realizar las tareas de fumigación, principalmente en las áreas de alto y mediano riesgos. A través de este proyecto se analizaron las causas de muertes por edades, las causas de muertes mal definidas (probable chagas), las causas de muertes por tripanosomiasis (chagas) y las causas de las defunciones generales por grupos de edades; los resultados fueron alarmantes.
El programa de prevención y control de la enfermedad de chagas tenía previsto ejecutar 13.080 evaluaciones entomológicas durante el primer semestre de 2004, lo cual no se concretó; lo mismo ocurrió con los ataques químicos. En el segundo semestre se planificó realizar 19.062 evaluaciones entomológicas y 4.514 tratamiento químico en fase de vigilancia, que tampoco se realizaron integralmente. De esta manera sucedían las cosas en el terreno sanitario chaqueño; mientras tanto, las vinchucas continuaban invadiendo las casas y los ranchos de los sectores sociales más pobres y vulnerables, en especial de criollos y aborígenes que vivían en la amplia región conocida como El Impenetrable.
Las grandes contradicciones y las responsabilidades de los gobiernos
La cámara de diputados, a través de la Resolución 1356, solicitó precisiones sobre la política de prevención y manejo del mal de chagas. El informe fue realizado por el ministerio de salud pública en el mes de octubre de 2006, quedando al descubierto las siguientes cuestiones: 1) Que desde el año 2001 no existían convenios firmados con la coordinación nacional de control de vectores, con lo cual quedaba comprobado que el chagas no formaba parte de un plan vertical formalmente convenido con la nación; 2) Que los recursos recibidos por la provincia desde el orden federal consistieron en insecticidas, reactivos, medicamentos para infectados chagásicos y elementos de seguridad para el personal de campo; y 3) Que desde el año 1980 el programa no contaba con fondos específicos para la prevención y lucha contra el mal de chagas.
Con el informe rendido por el ministerio de salud, que fue una verdadera confesión, quedaba al descubierto que se había vaciado el programa que en los papeles habían diseñado los sucesivos gobiernos para combatir el mal de chagas.
Los escasos recursos destinados al programa
A través del informe también quedó al descubierto los muy escasos recursos que el estado provincial destinó al programa desde el año 2000.
El informe brindado por el ministerio de salud comprendió el detalle de lo que se pagó en concepto de viáticos y comisiones al personal del programa, que sumados permite obtener el monto o valor total anual que se destinó al programa; esto es así en función de que no se registraron otros gastos o erogaciones.
De la planilla correspondiente al año 2000, surge que se pagaron comisiones y viáticos por un total de 87 días, de los cuales solamente 37 fueron destinados a la realización de rociados y tratamientos químicos en casas y ranchos chaqueños. Los restantes días (50) fueron destinaron a reuniones de jefes, a talleres, congresos y supervisión. Del total de viático pagado ($ 6.174), el 41 % fue cobrado por Jorge Nasir, jefe del programa de lucha contra el chagas; y del total de comisiones ($ 1.113), el 35 % también fue cobrado por dicha persona. En definitiva, fueron muy pocos los días destinados a fumigación y lucha contra la vinchuca en los lugares más calientes. Los escasos recursos fueron absorbidos mayoritariamente por el sistema burocrático, con especial concentración en la jefatura. Mientras tanto, las vinchucas felices, vivitas y coleantes.
Durante el año 2001 también fueron muy pocos los recursos provinciales destinados al programa, con un detalle notable consistente en que no se efectuaron rociados ni tratamientos químicos durante todo ese año. Los montos pagados en concepto de viáticos y comisiones se imputaron a reunión de jefes, talleres, congresos, supervisiones, retiros de insecticidas y evaluaciones entomológicas, totalizándose 50 días. De los viáticos abonados ($ 3.932), el jefe del programa cobró el 62 % y del total de comisiones ($ 715,79), percibió el 80%. Quedó en evidencia que durante al año 2001 no se fumigó.
Parece que se acostumbraron a no fumigar
Los recursos destinados al programa durante el año 2002 continuaron siendo escasos. Al parecer, se acostumbraron a no fumigar porque tampoco se roció ni se efectuaron tratamientos químicos en terreno, ni un solo día de ese año. Sin embargo, se pagaron comisiones y viáticos por 58 días. El jefe del programa percibió el 87 % del total de viáticos ($ 3.554) y el 93 % de las comisiones ($ 971). Todo esto se producía a pesar de la extraordinaria endemia que significaba el mal de chagas en la provincia.
En el año 2003 tampoco se efectuaron tareas de rociados y tratamientos químicos en las casas y ranchos de los chaqueños. No obstante ello, se certificaron 75 días de viáticos y comisiones, destinados a reuniones de jefes, talleres, congresos, supervisiones, retiros de insecticidas y capacitaciones. Del total de viáticos abonados ($ 5.373), Nasir percibió el 83 % y del total de comisiones el 100 %, aunque parece más porque las cifras no coinciden. Así las cosas en el mundo de las vinchucas, de las picaduras, de los infectados y de los enfermos del mal de chagas.
Año 2004
Algunos cambios en el programa
En el curso del año 2004 se efectuaron tratamientos químicos durante 125 días. Se pagaron viáticos y comisiones por 150 días. Se redujo notablemente los ingresos del jefe, que en concepto de viático cobró el 19 % del total ($ 7.816) y por comisión el 54 % ($ 2.245,60). Mejoraba la situación sanitaria, aunque vale señalar que existían miles y miles de casas y de ranchos infectados de vinchucas que no fueron fumigados, fundamentalmente a lo largo y a lo ancho del amplio territorio donde predomina el bosque nativo chaqueño, especialmente en los Departamentos Brown y Güemes, predominantemente habitados por criollos pobres y comunidades indígenas.
Durante el 2005 los recursos continuaron siendo muy escasos. Del total de días abonados por viáticos y comisiones (149), 104 fueron destinados a aplicar tratamientos químicos en terreno. Del total de viático del año ($ 8.250), el 33% fue percibido por Nasir y del total de comisiones ($ 1.891,39), el 60% fue cobrado por el jefe. Continuaban las cosas en el sentido ya reseñado durante estos años.
En el año 2006 se abonaron el equivalente a 204 días de viáticos y comisiones, de los cuales 140 días fueron destinados a la aplicación de tratamientos químicos. El resto se destinó a reuniones de jefes, supervisiones, retiros de insecticida y talleres. Del total de viático pagado ($ 10.711), el 19,5% fue percibido por Nasir y del total de comisiones ($ 5.592,40), el 42% fue cobrado por dicha persona.
En definitiva, a los escasos recursos destinados al funcionamiento del programa, se sumó que gran parte de lo pagado en concepto de viático y comisiones fueron absorbidos por el sistema burocrático, especialmente por el jefe del programa. También quedó en evidencia una notable y dudosa o nula eficacia del programa para combatir el vector. Esto fue lo que ocurrió durante los últimos años. Desde nuestro punto de vista, todo lo sucedido es absolutamente inaceptable y condenable desde todo punto de vista porque se desatendió a amplios sectores sociales, que justamente son los más pobres y vulnerables, abandonándolos a los efectos del mal de chagas, que continúo creciendo hasta transformarse en una endemia grave, que ahora calificamos como escandalosa y de exclusiva responsabilidad de los últimos gobiernos.
Faltaron los medicamentos
El análisis que efectuaremos a continuación pondrá aún más al descubierto la absoluta indiferencia e indolencia de quiénes administraron los destinos del pueblo del Chaco durante los últimos años.
El medicamento específico que de por vida deben consumir los enfermos del mal de chagas es el benznidazol. La escasa entrega de este producto corrobora la total desatención del Estado, que prefirió mirar hacia otro lado durante muchos años. Mientras tanto, crecía irracionalmente el gasto público, fundamentalmente porque se debió comenzar a pagar la deuda pública contraída salvajemente a partir del año 1997, que además de ser un gran nicho de corrupción absorbía cada vez más recursos; a esto se agregaban los enormes gastos que provocaban la demagogia y el clientelismo político.
Durante al año 2000 el control de distribución de este medicamento dió como resultado que se entregaron comprimidos de benznidazol a apenas 18 pacientes; en el 2001, a 25 pacientes; en el 2002, a 35; en el 2003, 54 pacientes; y en el 2004 a 37 pacientes. En el 2005 no se registra la entrega del medicamento específico; en realidad, la nación no tenía existencia durante ese año. El año 2006 no fue informado. O sea que en seis años se entregó benznidazol a solamente 169 pacientes, contra 240 mil chaqueños que podrían sufrir el mal de chagas. Increíble.
Hasta aquí la información con la que contamos, pero que refleja acabadamente el pésimo funcionamiento de un estado que abandonó a miles y miles de enfermos del mal de chagas, sin proporcionarles el medicamento básico y específico, a pesar de que estos enfermos generalmente pertenecen a los sectores más pobres y vulnerables de la población chaqueña. Claramente quedó reflejado que la política sanitaria fue un fracaso y favoreció la pérdida de vidas que se produjeron prematuramente.
Enfermos, a la bolsa
Los enfermos de chagas están ocultos y olvidados. Más que enfermos son personas muy vapuleadas, con muy baja estima, mayoritariamente pobres y excluidos. Toleran que no se los atiendan adecuadamente y que no se les entregue los medicamentos. Resignadamente aceptan todo lo que pasa.. Sobreviven olvidados y desesperanzados, con escasa atención médica, lejos de los programas de prevención, diagnóstico y tratamientos especializados. Como contrapartida, nadie asume ni tiene la culpa de todo lo que ocurre. Mientras tanto, el mal de chagas continúa creciendo. Es común que se produjera el congelamiento o la disminución vegetativa de los recursos humanos calificados, que no se contara con movilidad, combustibles e insumos elementales para llevar adelante los planes de prevención y de asistencia.
Médicos solidarios
Un pequeño equipo médico solidario trabajó el año pasado en los radios de influencia de la ciudad de Castelli y las localidades de Miraflores, Villa Río Bermejito y Espinillo. Evaluaron a 171 personas. Encontraron un elevado porcentaje de cardiopatía. Notaron que presentaban muchas carencias sanitarias. Detectaron que el 51% de las personas examinadas eran infectadas o enfermas del mal de chagas.
Realizaron dos pruebas serológicas (hemoaglutinación indirecta y Elisa). Detectaron la presencia de elevados porcentajes de seropositividad. A la evaluación cardiológica y con serología de chagas, observaron una elevadísima relación entre serología positiva para chagas y cardiopatía chagásica. Encontraron serología positiva en niños, lo que puso de manifiesto la deficitaria acción sobre el control del vector (fumigación y vigilancia epidemiológica).
El fracaso del sistema sanitario y el genocidio silencioso
El tremendo fracaso del sistema sanitario se sintetiza en la proliferación y aumento del vector (vinchuca), de los infectados y de los enfermos de chagas. La presencia de serología positiva en niños resalta los gruesos y profundos defectos de los programas de control del vector (fumigación y vigilancia epidemiológica). En última instancia, la grave situación se corrobora con las serologías positivas de niños/adolescentes.
Mientras tanto, el Chaco –que ocupa el cuarto lugar en la coparticipación federal y cuyo presupuesto provincial se nutre en un 88/90% de los fondos nacionales- tuvo los siguientes presupuestos generales: año 2003: 1.300 millones de pesos; año 2004: 1.585 millones; año 2005: 2.267 millones; año 2006: 2.733 millones; y lo presupuestado para el año 2007: 3.304 millones. En salud pública, se gastaron los siguientes fondos: año 2003: 113 millones de pesos; año 2004: 132 millones; año 2005: 176 millones; año 2006: 231 millones; y lo presupuestado para el 2007: 233 millones. Sin embargo, no se asignaron fondos específicos para el programa de lucha con el mal de chagas.
Lo peor es que el pronóstico de la situación se dirige a agravarse por la ausencia de políticas públicas, caracterizada por la desinversión, la burocratización del programa y los gastos mal efectuados. Esta garantizada la continuidad del genocidio silencioso mediante la vinchuca, favorecido por la incompetencia y la indiferencia de los funcionarios, que terminaron por construir un sistema absolutamente perverso, que esconde a los enfermos y las muertes.
RESISTENCIA, 18 DE JULIO DE 2007.-
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