Los samilantes













El suri,  con su plumaje gris, simboliza las nubes cargadas de agua que volcarán luego en la tierra para fecundarla. El suri aparece a menudo con una cruz en el cuerpo que simboliza a los cuatro vientos que, según la creencia de culturas indígenas, se reúnen en las nubes para hacerlas llover.


Olmedo María Belén



Leyenda
Según la antigua leyenda de los Samilantes, el sol desapareció repentinamente del cielo, sumiendo a la humanidad en la oscuridad. Las comunidades indígenas, preocupadas, se reunieron entonces alrededor de un fogón, rezando para que el sol volviera a brillar. De pronto, una hembra de ñandú (o Suris, en Kolla) se materializó seguida de sus pichones, haciendo una especie de danza en derredor del fuego. Poco después de que las aves se hubieran ido, el sol brillaba de nuevo en el cielo.

Origen
La palabra hibrida quichua-castellana está formada por el prefijo Sami que significa dicha, contento, fortuna o felicidad y la terminación castellana ante que da el sentido de gozante y por extensión bailante dichoso.
Cuentan los documentos que los samilantes o  Suris ya se encontraban presentes en los rituales Incas. Dichos personajes aparecían en rituales relacionados con el culto al sol. Se encuentra registrado a través de documentos españoles que en los ritos funerarios incas aparecían hombres emplumados y que la Iglesia los prohibió por impropios.
La historia oral colectiva cuenta  que los samilantes con su ropaje de plumas van repitiendo un lejano ritual cuyo significado ha cambiado, de adorar a la Pachamama,  tradición que se remonta a tiempos previos a la Conquista y pertenece a los pueblos de la región andina, fueron mezclándose con las creencias católicas y pasaron a adorar a la Mamita (Virgen) a modo de resistencia y como forma de mantener el contenido de sus celebraciones.
Algunos autores dicen que los samilantes imitan el comportamiento de las aves antes de la tormenta y se cree que esta conducta o baile atrae a la lluvia.  Al respecto Jorge Preloran expresa “Esta ave ante la proximidad de una tormenta se comporta con extraño nerviosismo y corretea extendidas las alas efectuando una danza plena de sugestión. Ante ese espectáculo el nativo debió suponer, imaginamos, que el ave atraía la lluvia y que mediante la imitación podría él mismo atraer el agua bien hechora. Los orígenes de estos bailes se pierden en ritos propiciatorios precolombinos”.
Solano Raúl Cesar Quipildor perteneciente a la comunidad de pueblos originarios Casabindo explica “En agosto comienza el calendario agrario, es cuando la gente empieza a sembrar, y el suri, el avestruz chiquito que nosotros llamamos suri, es un ave sagrada que propicia la lluvia, el hombre andino, como tenemos mucho tiempo (en forma de broma) hemos visto eso y entonces dice… ¿porque baila el suri? Baila para pedir la lluvia”.
Características de la danza
Los grupos de Samilantes más activos son los de Abra Pampa, Cochinoca y Casabindo, en la Puna, y las comunidades de Chalala, Humahuaca y Hiuchaira, en la Quebrada de Humahuaca.
 







Los samilantes danzan durante las fiestas patronales que se festejan en otoño e invierno, meses correspondientes a la estación seca, realizan el rito pidiendo lluvias, en tanto si se realiza en primavera y verano, meses de estación húmeda, bailan la danza para agradecer. La coreografía completa se realiza en dos oportunidades frente a la imagen ubicada en el atrio de la iglesia: durante la víspera de la festividad, a la noche, y durante la tarde del día siguiente. Los samilantes también participan de las procesiones con las imágenes alrededor de la plaza y el pueblo y, recién desde hace unos años, a instancias de los padres Jesús y Pedro Olmedo, este último obispo de la Prelatura de Humahuaca, los danzantes son invitados a entrar a la iglesia, junto a los instrumentistas que los acompañan, con el objeto de ser bendecidos. Antes no ocurría lo mismo: “¿Por qué no entran los suris a la iglesia?”, pregunta en octubre de 1970 Juan Gabriel González, estudioso que describe para La Gaceta de Tucumán los detalles de la festividad de Santa Rosa, en Tastil: “Después que nos saquemos las plumas, pues”, es la respuesta del samilante interrogado. “No hay forma de que nos explique por qué no pueden asistir a misa con las plumas, ya que según afirma, realizan el rito para la Virgen. No entiende nuestra pregunta. Igual suerte corremos con los otros suris. Quizá actúa en ellos, de manera solapada, el sentimiento de que esa tradición es un elemento extraño o periférico al ritual cristiano”, aventura el cronista.

Coreografía de la danza
Su coreografía es diferente según el lugar donde pertenecen pero en todos los casos siempre hay un momento en que bailan "tomando la gracia de la Virgen, inclinando su cuerpo hacia la imagen, evitando darle la espalda. La danza es por parejas. Los adoradores tienen un paso marcado, avanzan y retroceden.
La estructura coreográfica de la danza del suri consiste en “tandas” de avances y retrocesos de frente a la imagen. La serie concluye con un giro y el retroceso de la primera pareja que deja su lugar a sus compañeros de cuadrilla.
La estructura repite el esquema de la novena: son nueve series en las que se realiza el esquema de nueve mudanzas, todo lo cual es contabilizado por una persona que pasa nueve piedritas de una mano a otra. Si bien existen variantes de una zona a otra, el paso de la danza involucra a todo el cuerpo. El paso del suri o paso característico de la danza de samilantes consiste en cuatro tiempos que se cumplen siempre con las rodillas en flexión. A veces se inicia con una breve patada al aire: – el danzante salta en el lugar comenzando con la pierna izquierda, con la pierna derecha flexionada; – vuelve a saltar y apoya el pie derecho llevando la otra pierna elevada detrás de esta; – sucede un momento de suspensión por flexión de ambas rodillas; – vuelve el pie izquierdo a poyarse en tierra. Así, la sucesión de pasos se repite, comenzando con la pierna derecha. Especialistas en folklore, los jujeños Marcia y Alfredo Cabezas han descrito la coreografía exhaustivamente:
1) las parejas se ubican frente a frente; al sonar la corneta los bailarines asientan en el suelo el gancho que llevan en la mano derecha; colocan el sombrero encima de él y apoyan esa mano sobre la izquierda;
2) hacen dos movimientos, levantando los talones para ambos costados, hacia la izquierda y hacia la derecha;
3) en tres saltos largos, imitando al avestruz, dan una vuelta alrededor del gancho, golpeando con el talón de la pierna izquierda y dando el paso con la derecha;
4) en el cuarto salto levantan el gancho con la mano derecha y toman el sombrero con la izquierda; hacen dos flexiones con salto, una adelante, otra atrás, frente a frente las parejas;
 5) medio giro (a la izquierda y derecha cada bailarín) de frente a la imagen, con una flexión de reverencia;
6) las parejas se colocan de costado, frente a la imagen. Comienzan a danzar con cuatro saltos hacia delante y cuatro saltos hacia atrás, con flexiones sin dar la espalda a la imagen. Repiten esta figura tres veces: 1ª y 3ª, levantando y bajando los brazos; la 2ª llevando los brazos para ambos costados;
7) con cuatro pasos seguidos, imitando al avestruz, se hace una vuelta entera;
8) siguen danzando hacia delante y hacia atrás con pasos largos; da vuelta y dando la espalda a la imagen, con saltos y flexiones de frente, dos veces;
9) giro para quedar frente a la imagen, uno por la izquierda, otro por la derecha, en tres pasos. Se adora otra vez, hacia delante y hacia atrás, al llegar cerca de la imagen debe hacerse una reverencia;
10) se colocan las parejas frente a frente, hacen un avance, un retroceso, un avance como para chocar, enganchan los bastones, pareja a pareja;
11) dan media vuelta bailando y cambian de lugar;
12) desenganchan de nuevo y con el bastón y el sombrero arriba, hacen avance, retroceso, avance, frente a frente, enganchan de nuevo y bailando vuelven a su lugar;
13) hacen dos flexiones con salto frente a frente, por parejas;
14) giro hacia la imagen; bailan por adelante y atrás dos veces; a la tercera hacen una reverencia cerca de la imagen; siguen bailando y al 5º avance colocan el sombrero sobre el bastón, y luego hacen una flexión como arrodillándose, primero sobre la pierna derecha y luego sobre la izquierda.
15) terminan la danza y la música, de rodillas rezan juntamente con todos los fieles; el gancho asentado en el suelo y el sombrero arriba de este;
16) el esquema de la danza, según la notación tradicional es la siguiente:



                      Parejas de frente                   Dos movimientos en puntas    Tres saltos largos alrededor
                                                                 de pie, a los costados.             del bastón.








       
                  Dos reflexiones con salto.         Medio giro con flexión.        Cuatro saltos adelante,
                                                                                                          Cuatro saltos atrás. (tres veces).
    
                                  






                    Vueltas enteras con pasos     Pasos largos, de espalda,   Giro para quedar frente a la imagen
                     seguidos.                         saltos y flexiones de frente   y adoración (repetir figura 6)





                                                                  

                     De frente por parejas;        Media vuelta cambiando     Avance, retroceso, avance,
                     enganchan los bastones.      de lugar.                          enganche y cambio de lugar (repetir figura 10)


Referencias:

       Imagen                                         Giro
       Danzarina
       Pasos largos
       Saltos y flexiones
       Vuelta entera
       Baston y sombrero


 
          imagenee


       Dos flexiones con salto.    Giro hacia la imagen y danza (repite figura 6)

El 15 de Agosto, todos los años se celebra la fiesta de Ntra Sra de Asunciòn en Casabindo, pueblo al norte de San Salvador de Jujuy en plena Puna Jujeña. Particularmente en Casabindo la iglesia está construida frente al cerro ya que los españoles diseñaron de esta forma la iglesia para que el originario celebre su fiesta cristiana pero también tenga presente a su Apu (montaña, cerro). El cura del lugar, Vidal Kolla explica, “se une la danza de los pueblos originarios con la fe cristiana. La imagen para el andino no tiene categoría de máximo sino simplemente de protector, pero ella solita no puede, tiene que valerse de nuestros protectores que son los samilantes. Pero los samilantes a su vez tienen que agradecerle al Apu que está al frente por eso la danza de ellos tiene un ida y vuelta”. Es decir que la danza en Casabindo se realiza con pasos mirando a la Virgen y luego se dan vuelta y miran hacia el cerro.
En casi todos los casos está presente la cuarteada de cordero. Los cuartos del cabrito son tomados de las patas por los bailarines. Se forman dos filas que avanzan y retroceden, meciendo la parte del cordero, hasta completar la novena y chicotearlo contra el suelo. Los cuartos cederán, o alguien ayudará a que se corten con cuchillo, el que lo logre, entiende que sus pecados están perdonados. 






Instrumentos que acompañan la danza
Los instrumentos que acompañan la danza son  el sonido de la corneta (erke), el bombo, los cascabeles que usualmente llevan los promesantes en los tobillos y/o rodillas. A veces los samilantes son acompañados por los sikuris y en contadas ocasiones, cantan una canción con letra en quechua.






Corneta o erke: es una especie de trompeta con embocadura lateral, de 3 a 5 metros de largo, construida por 2 o 3 trozos de caña, a veces remplazada por caños de pvc o galvanizados. Se unen las partes con ataduras de lana o tripa de animal. En el extremo superior se ubica un pabellón acústico, en su origen un cuerno vacuno. Hoy suele ser de hojalata. Antiguamente se lo tocaba solo en época de frio (esta tradición se usa en algunos lugares todavía), hoy se lo sopla en todas las fiestas patronales, aun las de tiempo de lluvia.


El cuerpo del bombo está elaborado de madera de ceibo, sauce de cardón y recubierto por pieles de animales como la lana de oveja, cabra, llama, entre otras. Mide aproximadamente 60 cm. de altura por 45 cm. de diámetro. 
Algunos le dan un origen prehistórico, pero no como instrumento musical, sino ceremonial. En otros casos lo emparentan directamente con las ‘cajas de guerra’ o los ‘atambor’ (tambores) que trajeron las fuerzas españolas. También existe la teoría de que el bombo podría haber sido utilizado como instrumento de alarma o aviso. Sin embargo, Magdalena Pincay, (conocedora de este instrumento música) comenta que el bombo es, fue y será un tambor construido por un cuerpo cilíndrico de madera, que era utilizado para ceremonias importantes andinas. 

Cascabel: es una pequeña esfera metálica ahuecada con una pequeña abertura, dentro de la cual hay otra más de menor tamaño llamada escrupulillo. Esta esfera tiene un agujero que permite la resonancia. El sonido se produce por el choque entre las dos esferas, la exterior y la interior. Su sonido es generalmente agudo, y es un instrumento de percusión. En este caso los samilantes los utilizan, como se observa en la foto, atados en los tobillos.
Las Bandas de Sikuris son grupos de aproximadamente 30 personas que interpretan música en las distintas celebraciones religiosas, como ser la Peregrinación al Santuario de la Virgen de Punta Corral, el Toreo de la Vincha en Casabindo, etc. Estas bandas están integradas por personas de distintas edades, entre ellos muchos jóvenes y también algunos niños que participan para ir formándose y aprendiendo nuestras tradiciones. Las mismas, tiene su origen en épocas precolombinas, y posteriormente fueron adaptadas por los españoles a las celebraciones religiosas. Actualmente los instrumentos que se tocan son de 20 a 30 Sikus, uno o más Bombos, varios redobles, dos Platillos, una Matraca para señalar cuando comenzar o terminar de tocar, y una bastonera que acompaña el recorrido marcando el compás.
Vestimenta
El atuendo que usan está hecho con pluma real de suri, pero como actualmente es un animal protegido las comunidades tienen criaderos pero no los matan. 
Aún así no suelen desplumarlo continuamente, por eso es que muchos de los samilantes heredaron de sus mayores las prendas que guardan cuidadosamente, para que no se apolillen y puedan lucirlas en la próxima patronal. 
Unos adornan sus sombrero con las plumas, otros tienen cintos tejidos con las plumas que se colocan como diadema en la cabeza, a la altura de la frente, también alrededor de los brazos y piernas, también envolviendo cuello, pecho y cadera; llevan cascabeles en las piernas y un "gancho" un bastón hecho de madera con el que imitan el movimiento de la cabeza del suri. También están "los pollitos", que llevan atuendos tejidos con plumaje adherido simulando ser pichones.
Según describe Esteban Sajama el vestuario que presenta el samilante jujeño, está influenciado por la representación del suri boliviano, danzante de Carnaval con gran profusión de plumas en la cabeza y el cuerpo. Si bien existen algunas variantes, su vestuario es el siguiente: – poncho corto de lana de oveja sobre el que se disponen las “alas”; – 4 fajas de 5 centímetros de ancho cubiertas con plumas de avestruz cruzadas sobre el pecho; – 4 fajas más angostas que las anteriores, también cubiertas de plumas atadas en las muñecas y en los brazos, por arriba de los codos; – una faja igual, para el cuello; – una faja con plumas bien largas atada a la cintura, a modo de faldellín; – una tira con cascabeles para cada pierna, atada por sobre las rodillas; – en la cabeza, un pañuelo atado en la barbilla y sobre él, un bonete de plumas. A veces, el samilante solo se pone un sombrero aludo adornado con plumas de avestruz;












En una fría noche de junio en Cochinoca (Jujuy) los salimantes deben estar vestidos a la medianoche porque la Virgen inicia los festejos de su día y ellos ya deben estar bailando (Virgen del Perpetuo Socorro).







Conclusión
Más allá de si la danza presenta la coreografía descripta, más allá de si las vestimenta solo es un sombrero con plumas, más allá  de las características que tiene en los distintos lugares que se realiza, los samilantes representan parte de nuestra ancestralidad, es un hilo que nos une atravesando América en su pasado y presente.  Y seguirá estando en nuestras festividades, pero sobretodo estando en nuestra conformación corporal, en nuestros sentimientos y comportamientos, en nuestro suelo.  Porque este hilo seguirá uniéndonos y envolviéndonos a través del tiempo. 

“Para el samilante su práctica es la vida misma, representación y simbología. Por medio de plegarias y agradecimiento se vive esta danza milenaria, que ha perdurado generaciones tras generaciones, y por eso mismo, a través de ella este hombre, nacido entre los cerros, se conecta con la vida”.












Bibliografía

http://www.biophilia-foundation.org/ES/page/samilantes/
Casabindo, Grito dela Puna (Pueblos Originarios) https://www.youtube.com/watch?v=gnDcVqnFEnY
Convertirse en Cachi. Los promesantes de la Virgen de Iruya.
Casabindo 2014, Jujuy - Informe Telenoche - El toreo de la libertad https://www.youtube.com/watch?v=7EIIsrug5F4

Hopkins, Cecilia. Tincunacu: teatralidad y celebración popular en el noroeste argentino / Cecilia Hopkins; ilustrado por Oscar Ortiz. - 1a ed. - Buenos Aires: Inst. Nacional del Teatro, 2008






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