“El coqueo es un derecho que reafirma la identidad”



Boletín quincenal Nº66. Por Indymedia Pueblos Originarios y Prensa De Frente -
28/05/2007

Chacchar, picchar, acullicar o coquear son distintas formas de nombrar a una práctica ancestral que aglutina a millones de personas desde Colombia a Argentina. Sin embargo, en nuestro país existe un vacío legal en la Ley 23.737 de Estupefacientes que pone obstáculos a sus consumidores y criminaliza a los vendedores. Por eso, el 16 de mayo distintas organizaciones indígenas presentaron al Congreso Nacional un proyecto para que se reconozca a la hoja de coca como "patrimonio cultural de los pueblos originarios por su importancia en su uso medicinal, alimenticio, ritual, religioso y de valor social de los mismos”.

La propuesta legislativa plantea considerar al coqueo como “el derecho que tiene toda persona a reafirmar una identidad, indistintamente de su nacionalidad y características físicas”. Además autoriza la venta minorista y/o menudeo y fomenta su industrialización.

“Si bien está permitido el coqueo de hoja de coca en su estado natural o como infusión, está prohibida su venta. Es una incoherencia total”, planteó el abogado diaguita Benito Espíndola (50), de la Organización de Comunidades de Pueblos Originarios (ORCOPO). “En el noroeste no tenemos problemas pero en el área metropolitana, donde somos una gran cantidad de hermanos y no hermanos que tenemos muy arraigada esta cultura del coqueo, es imposible porque estamos constantemente reprimidos”, denunció. Por su parte, el pintor kolla Mario Barrios ejemplificó: “Hay gente a la que detienen por tener 10 kilos de coca. Es lo que pasó con Irineo Mora Sandi (de nacionalidad boliviana), qiuen vendía y estuvo un año preso, igual que tres hermanas que también cayeron en Lomas de Zamora”.

En el noroeste argentino, esta práctica fue imposible de combatir y se cree que en el área metropolitana la experiencia no será diferente. “En Buenos Aires cada vez se está coqueando más, vos ves todas las migraciones que vienen de Perú, Bolivia, del Norte... es una concentración de población, se calcula que debe haber más de un millón de personas que coquean”, señaló Barrios, quien reside en el Partido bonaerense de Hurlingham.Como el país no es productor, la hoja de coca es traída generalmente desde Bolivia, lo que provoca no sólo que se genere un circuito de corrupción alrededor de ella sino también que su precio encarezca. “Del otro lado de la frontera conseguís a $ 12 el kilo y acá a menos de $ 60 no la conseguís”, explicó el dirigente de ORCOPO, que nuclea a indígenas de distintos pueblos radicados en Buenos Aires. “En Salta y Jujuy te venden en kioscos, almacenes, en cualquier parte. ¿Quién maneja ese negocio? Los tipos que están en el Gobierno”, denunció Barrios. ”Aquel que lleva 200 kilos y está metido con el Gobierno no lo penalizan, en cambio penalizan al que hace un contrabando de 2 kilos. Hay una ganancia y por eso se castiga al pequeño comerciante”.

Arrasar la cultura
En Colombia, Perú y Bolivia, donde crece la hoja de coca, Estados Unidos financia desde hace décadas programas militares para erradicar este cultivo en el marco de la denominada "Guerra contra las drogas", vista desde muchas perspectivas como una mera estrategia para promover sus intereses geopolíticos en la región. La situación en esos países “es la misma porque las campañas están dirigidas desde el Norte, desde las embajadas”, explicó Espíndola, quien en octubre de 2006 participó de la organización del II Foro Internacional de la Hoja de Coca con la presencia de afectados y estudiosos de distintos puntos del continente. “En base a esta política se arrasan con todos los derechos de las comunidades, no sólo la cultura sino también sus tierras. Se los pisotea y maltrata”, preciso el dirigente de ORCOPO.

Mario Barrios aclaró que “la hoja de coca es alimento, no es droga, cuando la degeneran sí pasa a ser como una fuerza mala, lo que se llama la cocaína. Nosotros la usamos en estado natural”. Por su parte el abogado diaguita no desconoció que esta planta contiene alcaloides, pero explicó que “sólo representa un 0.5 % de su composición, el resto es todo proteínas, minerales, medicina”. En ese sentido advirtió que “podría enriquecer la dieta alimentaria de nuestros hijos y lamentable no es posible por estas restricciones”. Por último Espíndola reflexionó: “La cocaína necesita todos unos compuestos químicos que, casualmente, nosotros alertamos que se producen en la Argentina y no hay ningún control cuando salen del país. Ahí se podría encontrar la lucha contra las drogas”.

Mientras tanto, países como Estados Unidos, Francia, Alemania e Inglaterra “se llevan miles de toneladas de hojas de coca para sacar los elementos medicinales como para la anestesia y otros productos”, señaló Barrios. “Al mundo globalizado lo manejan las potencias, pero la hoja de coca la manejamos los pueblos indígenas. Con la coca hacemos como una cosa diaria de alimentación que ellos no lo controlan y por eso lo penalizan”, afirmó. “Es una forma de destruir lo que se llama la cultura milenaria, para introducir sus alimentos del primer mundo, los Mc Donalds, las hamburguesas, todo lo que producen y necesitan consumidores”.

Expectativas
El proyecto de ley presentado al Congreso tiene el respaldo de ORCOPO, Minkakuy Tawantinsuyu, Centro Cultural Teófilo López y la Cooperativa de Trabajo de Pueblos Originarios, entre otras. Espínola explicó que hay muchos diputados que coquean, sobre todo del norte. “La cuestión es si a la hora de votar puedan jugarse en darle debate. Nosotros con que se llegue a un debate amplio en la sociedad sobre qué es la coca y qué es la cocaína creo que estamos. Después hace falta toda una campaña hacia las fuerzas de seguridad, llámese policía, gendarmería, aduana. Si esto se logra sería un gran avance”, afirmó.

Más reacio, Mario Barrios consideró que “esta es una movida casi simbólica, va a ser difícil que lo puedan aprobar porque sabemos que los senadores, los diputados, presidente, intendentes, no tienen conciencia de lo que es la hoja de coca. Ni les interesa. Por eso las organizaciones indígenas cada vez nos estamos agrupando más para tener una fuerza real. Cuando tengamos una fuerza real de poder, vamos a presionar al Gobierno para que nosotros mismos podamos desarrollar la venta y consumo de la hoja de coca”.

Ambos referentes señalaron la responsabilidad de la prensa en la estigmatización de la práctica del coqueo. “Los medios masivos asocian directamente nuestra hoja de coca a la cocaína. Hace un par de semanas en el Diario Crónica salió que detuvieron a tres mujeres con 30 kilos de hojas de cocaína, o sea, una ignorancia total”, denunció Espíndola. “Hay que ser serios en esto, no se puede livianamente asociar una cosa con la otra, es lo mismo que un argentino sea detenido en otro país por llevar su yerba mate que también tiene alcaloides”, reclamó.

“A nosotros
nos pasa que vamos a una escuela y mostramos una hojita y es un escándalo total, aunque ahora muchos docentes están tomando conciencia. Esto tiene que ver con una campaña de desinformación. Basta ver cualquier informe sobre drogas que directamente está asociado a la hoja de coca. Lo mismo sucede en las campañas gubernamentales. Hace falta una campaña seria de concientización”, finalizó el dirigente de ORCOPO.


POETAS JUJEÑOS-DEJEME MASCAR MI COCA SR COMISARIO DE Y POR FORTUNATO RAMOS 

Déjeme mascar mi coca

Déjeme mascar mi coca señor comisario;
yo no soy vicioso, menos pendenciero,
soy un pobre diablo, que anda por los cerros
buscansi la vida, alla entre los cuervos.

Yo mastico coca pa olvidar las penas que matan el alma
por tantas miserias qui paso en el rancho,
yo mastico coca, pa tantiar mi suerti;
y dejar mis ojas en las apachetas de mi pachamama.

Yo masco mi coca, pa güeltiar las abras sin cansarmi tanto,
pa vencer la puna, allá sobri el alto. . .
pa vencer el sueño, cuando hago dos turnos,
dentro de las minas sacando el estaño.

Yo masco mi coca. . .
pa vencer el hambre que quema en mi pansa,
cuando ya no hay charqui. . .
cuando el mais tojrita, todito ta helado.

Yo no soy como otros qui ojos a la vista,
tan muquiando coca dentro de los bares,
yo escondo coquita, pa matar la sed,
donde ya no queda, ni gotita de agua.

Y tengo el repeto de limpiar mi boca,
pa qui no mi veigan qui yo toy coquiando,
y tengo el respeto de llevar mi coca, pal tata Coquena,
por habras heladas, donde usted, no llega, señor comisario.

Y . . . . . Cuando no tengo coquita en mi chuspa,
masco las hojitas verdes de la chachacoma,
de tolas amargas, de chilcas, charcomas, pero no es lo mismo
por tatito Dios, señor comisario.

Fortunato Ramos
El Colla, sus costumbre, sus paisajes, su cultura.





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